Cambio climático (que difícil es ser optimista)

Desde la revolución industrial hasta la actualidad hemos transitado una larga cadena de sucesos en busca de bienestar y progreso, con avances tecnológicos sorprendentes; pero con un resultado totalmente inverso, hoy la especie humana se ve amenazada como nunca. La solución no está solo en nosotros, debemos exigir soluciones eficientes a los gobernantes, como grandes tomadores de decisiones.

Crédito: halfpoint – Envato

El cambio climático:

El cambio climático ha ocurrido desde el origen mismo de la Tierra, marcando en cada suceso una suerte de selección natural. En la actualidad somos conscientes como especie que los efectos del cambio climático son cada vez más severos, y que quizás la naturaleza nos esté preparando para la próxima gran selección natural, en la cual la humanidad quedaría extinguida.

Este escenario nos tiene que movilizar para pensar la realidad de la especie desde una mirada filosófica, ontológica, más allá de lo técnico o científico, pensar en el tipo de especie que deberíamos ser: ¿una especie que subsista tratando de ganarle a las catástrofes naturales?, ¿una especie dominadora de mundos que vaya depredando de planeta en planeta?, ¿una especie en armonía con el universo y que luche por lograr y mantener el equilibrio con la naturaleza?, ¿qué especie queremos ser? A mi entender la raza humana aún no está preparada para pensar, proyectar y actuar a ese nivel.

La problemática actual con el cambio climático se presenta básicamente en el aumento del efecto invernadero. El efecto invernadero esencialmente es la capacidad que tiene la atmosfera terrestre de mantenernos protegidos y regular la temperatura del planeta para que la vida en La Tierra sea posible. Los gases nocivos para el ambiente, como el CO2, acumulados en la atmosfera provocan que ese efecto se desequilibre y la temperatura del planeta aumente. Estamos cerca de lo que llaman “el punto de no retorno”, en el cual el aumento de temperatura provocará desequilibrios irreversibles con consecuencia nefastas.

¿Es realmente tan malo el cambio climático?

El aumento desproporcionado de los efectos del cambio climático, en especial el aumento de la temperatura del planeta causa desequilibrios inmensos con consecuencias terribles: aumento de la mortalidad por olas de calor, apariciones de epidemias donde antes no había, inundaciones, migraciones de población, falta de suministro de agua potable, aguas contaminadas, sequías, falta de alimentos, extinción de especies animales y vegetales, un total desequilibrio de los ecosistemas más variados.
A cada efecto del cambio climático le sucede una tragedia social, derretimiento de hielos que provocan inundaciones, sequías extremas que provocan incendios y falta de alimentos, formación de tornados y huracanes que destrozan poblaciones.
Debemos entender que con la naturaleza no se negocia, en esta contienda no somos los que dominan, somos los dominados.

Crédito: Pilat666 – Envato

Al mismo tiempo estos efectos desmedidos cambian los modelos de producción y de consumo, atentando contra la supervivencia de la especie.
Para los tomadores de decisiones, estos eventos extremos (inundaciones y sequías) son “calamidades ocasionales”, no se hacen cargo de que estos eventos son causados por sus actos o su inacción.

Hoy la tecnología nos permite monitorear el planeta y hacer modelos de pronósticos para pensar en futuros escenarios y soluciones. El ser humano deberá buscar la forma de adaptarse, de seguro podrá hacerlo, ya lo ha hecho antes. La lucha contra el cambio climático tiene dos objetivos importantes: preservar los recursos y procesos naturales y preservar la especie humana, todo lo que se haga para lograr un objetivo no debe ir en desmedro del otro.

Viendo las consecuencias devastadoras del cambio climático cabe preguntarnos, ¿por qué a poca gente le importa?

¿Quién es el culpable?

Salta a las claras que fue la acción del ser humano, con sus modelos de producción y consumo, la que nos puso en esta situación extrema.
Sin embargo, la sociedad en su conjunto (ciudadanos y estados), levanta su dedo acusador contra el individuo común, devenido en el “nuevo ser ecológico”, aquel que no desperdicia el agua en el baño, el que apaga las luces cuando no las usa, el que recicla, reduce y reutiliza, el que va al super con su bolsa, el que separa la basura y el que es respetuoso del medio ambiente. Mientras esto sucede, mientras todos asumimos la culpa e intentamos ser cada vez mejores seres ecológicos, los grandes responsables (empresas y estados) explotan la naturaleza hasta agotar sus recursos y como resultado de ello contaminan el planeta. El no querer ver a los grandes responsables es una decisión política y económica. El efecto es enorme y es doble, se reducen los recursos disponibles y se contamina el planeta. No nos conformemos con el “algo están haciendo”, esa acción debe ser interpelada.

Una construcción colectiva:

El ser ecológico es parte de una sociedad en la cual están también los grandes responsables. Esta sociedad debe regirse por políticas y leyes que se apliquen eficientemente a todos por igual y que tengan una sinergia con la naturaleza, sinergia muy bien representada por las 4 leyes de la ecología pensadas por Barry Commoner:

  1. Todo está conectado con todo lo demás: lo que afecta a uno afecta a todos.
  2. La naturaleza es más sabía que nosotros: Lo que la naturaleza no inventó es porque naturalmente no le dio resultado. El ser humano ha modificado la naturaleza en detrimento de la naturaleza misma (monocultivo, represas).
  3. En la naturaleza no hay tenedor libre: los recursos no son ilimitados.
  4. Todo va a parar a alguna parte: En la naturaleza no existe el concepto de residuo, es un concepto social humano, no hay un afuera donde sacar la basura.

En este contexto social el ser ecológico es necesario; pero no es suficiente, los millones de granitos de arena quizás no alcancen para revertir el cambio climático; se volverán suficiente solo cuando las buenas políticas se implementen y comiencen a dar resultado a nivel global. No obstante, creo en lo personal que cada aporte que hagamos en pos de la mejora del planeta no será en vano, no solo evitamos el daño, nuestra conciencia humana estará más tranquila.

Es una ironía pensar que los recursos que depredamos (petróleo, monocultivo) son más valiosos que el recurso más vital, el oxígeno que respiramos.

La parábola de la rana hervida:

Una antigua parábola señala que, si se coloca una rana dentro de una olla con agua hirviendo, la rana saltará, un reflejo instintivo para salvar su vida; pero si se coloca la rana dentro de la olla con agua al natural y se la calienta lentamente, la rana no notará los cambios de temperatura y se irá adaptado al cambio progresivamente. Al cabo de un tiempo habrá muerto hervida, no tuvo la capacidad para saltar a tiempo y salvarse. Esto en realidad es una falsa adaptación, recordemos que la rana muere. Hubiese sido una adaptación exitosa si la rana hubiese saltado a tiempo evitando su muerte.

En la actualidad, nosotros, la humanidad, somos la rana, y el recipiente que se va calentando es el planeta, y nos vamos adaptando de a poco al cambio climático sin vislumbrar el peligro que tenemos por delante.

Crédito: Mika Baumeister – Unsplash

La especie humana tiene una dicotomía intrínseca, salvamos especies de su extinción al mismo tiempo que atentamos contra las fuentes de recursos que nos aseguran la supervivencia, somos tan idiotas como especie que somos la misma rana que prende el fuego y luego salta dentro de la olla.
Una pregunta ronda en mi cabeza: ¿estamos a tiempo de bajar el fuego, o de saltar?

Pensando en soluciones:

Las soluciones eficientes solo se logran a partir de información confiable, información que obtenemos de los centros de investigación y sus modelos climáticos.
Debemos exigirles a los tomadores de decisiones que lo hagan basándose en esa información confiable, y no en especulaciones políticas o económicas. Ellos deben convencerse de que el futuro bienestar de la población, en la que ellos están incluidos, debe estar relacionado principalmente con la salud y no con la mayor producción de riquezas.

Los tomadores de decisiones deberán pensar en una sociedad integral y en armonía con la naturaleza: modelos de producción y consumo, salud, trabajo, defensa y gestión de recursos, integrando al mismo tiempo distintas disciplinas en los modelos de enseñanza, aprendizaje, formación y capacitación profesional. Cuestiones técnicas vinculadas con cuestiones sociales y humanas (ingeniería con psicología y sociología). La evolución de la especie humana debe circunscribirse en ese contexto.

Hoy la tecnología no nos permite implementar soluciones globales a gran escala. Mientras tanto, lo que podemos plantearnos es hacer menos vulnerables los sectores que hoy lo son. Las personas de bajos recursos, económicos o el que fuera, quizás no tengan la opción de migrar hacia zonas menos peligrosas.

Las soluciones que surjan deberán resolver la situación actual al mismo tiempo que eviten que se siga potenciando el cambio climático.

Si se continua sin hacer mucho indefectiblemente se llegara al punto de no retorno. Hoy vemos que el borde del precipicio se nos acerca; pero estamos a tiempo de no caer.

Un mensaje claro.

No tiene mucho sentido inundar a la sociedad con datos e información que no sabría como procesar, es más efectivo que la sociedad y los tomadores de decisiones tomen conciencia a partir de un mensaje claro y conciso, “el calentamiento global nos va a matar”.

Las nuevas generaciones tienen la chance de marcar el cambio necesario, serán ellos los próximos tomadores de decisiones, el desafío que hoy ellos presentan es si habrá algo sobre lo que decidir cuando les toque hacerlo. Ellos no tendrán tiempo de discutir el cambio climático estarán ocupados lidiando con sus efectos.

Crédito: Ehimetalor Akhere Unuabona- Unsplash

Como bien dice Greta Thumberg, los dirigentes y tomadores de decisión no tienen derecho a hacernos esto.

El clima ha cambiado, nosotros deberíamos hacer lo mismo. “El compromiso es lo que transforma una promesa en realidad.”

Para seguir leyendo, descarga el artículo completo en PDF.

Créditos y autores:
  • Marcos Lanzavecchia: Director Técnico – Responsable de QA Testo Argentina – Laboratorio N.º 48 de la red INTI

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