Como en todo relato periodístico, lo más importante que debemos tener en cuenta a la hora de generar nuestro Podcast es tener una historia para contar. Aunque suena a “verdad de Perogrullo”, es una condición que no debiera faltar para no pifiar al objetivo y, al mismo tiempo, nos ayudará a ordenar y simplificar el trabajo. Ubicaría en el mismo nivel de importancia la definición del nicho o target a quien irá dirigido.
El Podcast, tanto la cantidad de producciones como de escuchas, ha crecido exponencialmente en los últimos años y, en particular, durante el confinamiento provocado por la pandemia de coronavirus. El tiempo en casa facilitó y dio lugar a la escucha de material sonoro (porque también existe el Podcast audiovisual) mientras se realizan otras tareas. Así como aquella virtud siempre resaltada de la radio: un medio de comunicación que no requiere más que de un oído atento, uno solo de los sentidos está comprometido para consumirlo, y como si fuera poco, nos permite continuar en simultáneo con otras ocupaciones.
Como insinuaba más arriba, vamos a ocuparnos en esta oportunidad del Podcast sonoro. Se trata de una publicación digital periódica en serie, es decir, es un archivo de audio que está organizado en episodios (sí, como una serie de Netflix!), generalmente con un narrador/locutor/periodista que desarrolla un tema específico, y que se puede descargar o escuchar online.
El término Podcast deriva de la unión de las palabras Ipod, que es el dispositivo donde nació el formato y donde se hicieron populares, y Broadcast, que es la forma de difundir esos contenidos. Aunque en un principio era necesario contar con este dispositivo para escucharlos hoy ya no resulta imprescindible, la mayoría de los contenidos están disponibles para su escucha de manera online o mediante descarga.
Otra de las características importantes del Podcast (y una de las diferencias con la radio tradicional) es la atemporalidad. El objetivo es garantizar la vigencia del contenido a lo largo del tiempo. Y hete aquí otra de las virtudes de este formato, permite escucharlo “on-demand”, es decir, el oyente elige cuándo y dónde escucha, puede detener y volver a escuchar.
Llegó la hora de definir el tema del cual vamos a hablar. Si bien el universo de la temática ambiental ya podría considerarse un nicho en sí mismo, suele funcionar bien afilar un poquito más la puntería para captar audiencias bien personalizadas. Muchas veces, el oyente de Podcast busca un tema específico, casi chiquitito, como si buscara profundizar en el detalle, conocer a fondo un tema particular, poner una lupa. Entonces, dentro del mar ambiental en el que nadamos, podríamos ocuparnos por ejemplo de:
Una vez definido el tema y la audiencia a la cual nos vamos a dirigir (aunque sea en nuestra mente, nunca se sabe con precisión quién escucha después!) y con el contenido claro, debemos ocuparnos del cómo lo vamos a contar. Contenido y forma. Hay varias opciones en este menú, solo debemos elegir cuál será el camino, porque eso será crucial a la hora de empezar a producir. ¿Con qué recursos contamos? En este punto vale aclarar que no está todo dicho, siempre hay un nuevo recurso, una nueva y creativa manera de contar. Así como en la gráfica o la televisión hay muchos formatos a la hora de contar historias periodísticas, el Podcast sonoro no es la excepción. Aquí van solo algunos recursos a modo de ejemplo e inspiración: entrevistas, testimonial, extracto de ficción (utilizar la ficción como disparador), material de archivo, ficción, etc.
Estos son solo algunos ejemplos de la cantidad de recursos que hay en el universo sonoro para contar. Será clave elegir primero el camino por donde viajará nuestro contenido.
El primer punto que debe quedar claro es que cuando hablamos de artística NO estamos refiriéndonos solamente a separadores. Es mucho más. Incorporar el concepto de artística a nuestro trabajo sonoro es empezar a entender la construcción de cualquier formato desde el sonido y desde la enorme posibilidad que brinda.
Podemos trazar un paralelo con el diseño gráfico de una publicación. Un bodoque de texto puesto todo en el centro de una imagen no resulta de fácil digestión y no tienta a ser leído. En un Podcast sonoro lo mismo: un columnista de renombre, el mejor, aquel que respetamos y con el que nos identificamos, pero en seco (en silencio), durante 45 minutos, no nos depararía una escucha placentera.
La artística, en primer lugar, es una gran decisión respecto de cómo sonará nuestro producto. Fuera cual fuere. Todo lo que sale al aire conlleva una decisión artística. Aún por omisión. No pensar una cortina base implica estar decidiendo poner una voz en seco. Sin darnos cuenta, decidimos. Las decisiones que no tomamos nosotros se toman solas. Y es un pecado.
La artística proporciona personalidad y permite una rápida identificación por parte de los oyentes. Genera identidad, personalidad y sonidos familiares a nuestros oyentes.
La artística ofrece una estructura. A medida que un ciclo avanza se consolida un esqueleto del programa que su artística básica (es decir, las piezas editadas que no cambian de capítulo a capítulo, las secciones, determinadas canciones, etc.) permite sostener y estandarizar. La artística nos guía y nos orienta en el recorrido de cada episodio.
La artística habla de un producto radiofónico. Habla de nosotros. Le habla de nosotros al oyente. De cuanto nos importa la estética. De cuanto buscamos cambiar los ritmos internos de cada capítulo.
Las piezas de artística básica en un Podcast podrían ser:
Apertura, cierre y separadores. Aunque también podría contener: aperturas y cierres de bloques, auspicios, avances, promos, tanda, presentaciones de segmentos, pastillas.
Ahora que ya definimos el tema que abordaremos, la audiencia a la que nos dirigiremos y tenemos claro cómo queremos que suene nuestro Podcast, es momento de grabar todo el material que vamos a generar. Cuanto más organizados estemos, más sencilla resultará la edición. Para tal fin sugiero realizar un guión que nos permita seguir una ruta que nos lleve a buen destino y no perdernos en las pantanosas aguas de la edición. Aquí un ejemplo de cómo armar un guión sencillo y bien organizado para trabajar: