El geólogo y paleontólogo británico Jan Zalasiewicz es uno de los cofundadores del Grupo de Trabajo del Antropoceno, quienes desde hace más de diez años vienen reuniendo evidencia para que la Comisión Internacional de Estratigrafía incorpore oficialmente esta nueva época a la carta cronoestratigráfica internacional.
En diálogo con el autor, el académico de la Universidad de Leicester, Inglaterra, explicó que “el Antropoceno es un cambio reciente a escala de época, en el que los impactos humanos asociados con la industrialización moderna y la globalización se han vuelto abrumadores (y efectivamente irreversibles)”. Estos incluyen “el calentamiento global antropogénico, la pérdida de biodiversidad, los cambios en el paisaje, muchas formas de contaminación y las señales geológicas que generan”.
Este cambio global ha estado bajo la lupa desde 1986, cuando el Consejo Internacional de Ciencias dio luz verde al Programa Internacional Biosfera-Geosfera. Tras 14 años de investigación, uno de sus referentes, el fallecido nobel de química Paul Crutzen, concluyó que la Tierra había abandonado la -relativamente estable- época del Holoceno, en la que surgió la civilización humana, para ingresar a la del Antropoceno. El equipo que cofundó con Zalasiewicz ahora debe determinar el lugar exacto en el que esta época comenzó.
“Una gama de posibles ubicaciones está siendo analizada en todo el mundo, y la mejor será propuesta como referencia mundial para el inicio del Antropoceno, a ser decidida por la Comisión Internacional de Estratigrafía”, explica Zalasiewicz. Para eso, el equipo ha decidido buscar el límite en depósitos lacustres y capas de hielo: “Muestran una amplia gama de señales geológicas que reflejan los cambios globales a gran escala que tuvieron lugar a mediados del siglo XX”.
Los primeros impactos humanos
Ocurrieron hace 3700 años, cuando la agricultura alteró el dióxido de carbono lo suficiente como para mantener el calor estable y retrasar una nueva glaciación. Esto llevó al concepto de “Antropoceno temprano”, para diferenciarlo de las primeras propuestas, como la de Crutzen, que lo vincularon con la Revolución Industrial. Pero un examen más reciente del grupo ha identificado su inicio con el fin de la Segunda Guerra Mundial, un proceso conocido como la Gran Aceleración.
Según Zalasiewicz, por fuera de las ciencias terrestres no todos entienden lo mismo por Antropoceno. “Una de las tareas a las que nos enfrentamos es comprender, aclarar y resolver las distintas interpretaciones del Antropoceno”, indica. Una confusión común es entenderlo como “la época de los humanos”, lo que no es cierto. El sufijo ceno fue introducido por Charles Lyell, padre de la geología moderna. Proviene del griego kainos, que significa “reciente” y se utilizó en referencia a la era cenozoica, que surgió con el dominio de los mamíferos (Cenozoico quiere decir “animales recientes”).
Diversas capas
Lyell distinguió varias capas con distintos niveles de registros fósiles. A cada uno lo bautizó según la cantidad de registros encontrados. Por ejemplo, Mioceno quiere decir “pocos registros fósiles son recientes” (meios es “pocos”), y Holoceno significa “todos los registros fósiles son recientes” (Holos es “todo”). Así, Antropoceno no significa era humana, sino época en la que los estratos están dominados por “registros fósiles de origen humano reciente”.
El equipo está buscando un límite formal en estratos que muestren señales variadas, como “radionucleidos artificiales, partículas de plástico y cenizas volátiles de la quema de hidrocarburos industriales, que caracterizan claramente a los estratos de los últimos setenta años como distintos de todos los estratos anteriores”.
Sin embargo, la geología ha sido una ciencia conservadora, porque no se ha basado en la experimentación, sino en la observación. Un ejemplo clásico de esto está en las conclusiones de los primeros geólogos, que eran aristócratas y sacerdotes que creían, junto con el obispo irlandés James Ussher, que el mundo había sido creado por Dios el 23 de octubre del año 4004 a.C. (del calendario juliano).
Según Zalasiewicz, “el Antropoceno es geológicamente real, y esto es ampliamente aceptado. Los obstáculos a la formalización, que pueden ser percibidos por los geólogos acostumbrados a trabajar en escalas de tiempo de millones de años utilizando evidencia geológica clásica, pueden incluir la brevedad del Antropoceno hasta ahora (el equivalente a una sola vida humana), la naturaleza nueva y sin precedentes de algunas de sus señales geológicas, como los ‘tecnofósiles’, a menudo hechos de materiales novedosos como los plásticos, y el uso del término mucho más allá de la geología, incluso en discusiones sociopolíticas”.
Pero sea formalizado o no, para el fundador de este equipo de expertos el Antropoceno “ya representa un medio nuevo, generalizado y útil para considerar los cambios en curso en nuestro planeta”.
- Roberto Andrés Ríos Díaz