El problema del ruido submarino
El ser humano siempre ha asociado la palabra “ruido” con algo molesto, que puede generar estrés debido a su alto volumen. La exposición prolongada a una fuente constante de ruido puede incluso provocar daños a la salud. El ruido puede definirse como alteraciones, perturbaciones o interferencias que distorsionan el significado de un mensaje.
En nuestro día a día, estamos constantemente expuestos al ruido, ya sea en la calle o en el lugar de trabajo. Por ello, con el paso del tiempo, se han implementado diversas formas de “controlarlo” para minimizar sus efectos negativos sobre el oído humano.
Sin embargo, este problema no se limita al entorno terrestre; también está presente en los océanos. De hecho, en ciertos aspectos, el impacto del ruido en el medio marino resulta más grave por razones que se explican a continuación.
El problema del ruido submarino
Según la física, el sonido se propaga cuando las vibraciones de un cuerpo emisor se transmiten a través de un medio elástico, y luego son percibidas por un sistema receptor, como el oído. La diferencia clave radica en el medio de transmisión: la atmósfera, en la que vivimos los humanos, y el océano.
En el aire, la velocidad del sonido es de aproximadamente 340 m/s, mientras que en el agua salada puede alcanzar los 1,500 m/s y en el agua dulce, 1,435 m/s. Estas velocidades varían dependiendo de factores como la presión, la temperatura y la salinidad del agua.
En el océano, existen fuentes naturales de ruido, como las olas, el viento y la lluvia. Sin embargo, la actividad humana ha introducido fuentes de ruido artificial que afectan negativamente a la fauna marina, particularmente a los mamíferos. Por ejemplo, el tráfico de embarcaciones no solo genera ruido, sino que también supone un peligro físico para estos animales.
El impacto del ruido humano en el océano
La generación de ruido artificial por parte de los humanos ha aumentado significativamente con los años, ocasionando daños graves a la fauna marina. Aunque se ha comenzado a tomar conciencia sobre este problema, muchas actividades humanas comunes siguen impactando de forma negativa a los mamíferos marinos.
El rango auditivo de estos animales es diferente al de los humanos, y dado que el sonido se propaga con mayor facilidad en el agua, las consecuencias pueden ser devastadoras.
Existen dos razones principales por las que no es posible transformar directamente los niveles sonoros del aire al mar:
- Densidad y velocidad del sonido. Las diferencias en la densidad y la velocidad del sonido en cada medio alteran la transmisión de la presión acústica. Para corregir este efecto, es necesario sumar 36 dB al nivel medido en el aire.
- Niveles de referencia. En el agua, el nivel de referencia es de 1 μPa, mientras que en el aire es de 20 μPa, lo que implica una diferencia adicional de 26 dB. En total, para expresar un nivel de ruido aéreo como equivalente en el agua, deben sumarse 62 dB.
El agua es un medio eficaz para la transmisión del sonido, permitiendo que recorra grandes distancias. En el medio marino, los sentidos como el olfato o la vista son menos relevantes, ya que muchos mamíferos marinos dependen del sonido para comunicarse, orientarse, buscar alimento o protegerse.
Un ejemplo de esto son las ballenas jorobadas, que emiten sonidos similares a melodías para comunicarse a kilómetros de distancia, ya sea para localizar presas, evitar obstáculos o alertar sobre peligros.
Eco localización y otros impactos en la fauna marina
La eco localización es una habilidad que poseen especies como los cetáceos dentados, por ejemplo, los delfines. Estos producen un sonido que se proyecta a través del agua y, al rebotar en un objeto sólido, genera una “imagen” mental que les permite detectar peligros, alimento o la presencia de otros animales.
Por otro lado, el ruido también tiene un impacto físico directo en las especies marinas. Por ejemplo, los peces poseen un órgano llamado vejiga natatoria, que les permite mantener la flotabilidad. Este órgano puede dañarse gravemente o incluso explotar debido a ruidos y vibraciones intensas.
Los efectos de los ruidos generados por la actividad humana incluyen:
- Alteraciones en los hábitos de comportamiento.
- Cambios en la vocalización.
- Desorientación.
- Abandono de áreas habituales.
- Pérdida auditiva.
- Varamientos e incluso muertes.
Además, los principales puertos son fuentes significativas de ruido, debido a actividades como tronaduras, estudios geofísicos y tráfico marítimo.
Consecuencias para la biota marina
Un ejemplo notable del impacto acústico es el del camarón de roca (Rhynchocinetes typus). En los machos, el ruido constante puede afectar su desarrollo, reduciendo la calidad de sus huevos y disminuyendo la supervivencia de las generaciones futuras. Las hembras, expuestas a altos niveles de ruido, redirigen su energía hacia la reproducción, generando huevos más grandes pero descuidando funciones fisiológicas importantes.
Las frecuencias que no son habituales o que resultan particularmente intensas para las especies marinas pueden causar afecciones fisiológicas, incluyendo daños temporales o permanentes en la audición, así como desorientación y cambios de comportamiento que, en casos extremos, pueden llevar a la muerte.
- Mauricio De La Rosa